domingo, 15 de mayo de 2011

Ya, recuperándome con tranquilidad



Por fin un poco de tranquilidad...
La resonancia hepática, después de tanta incertidumbre, descartó una metástasis en el hígado, pero sí me dejó con varias preguntas, que desgraciadamente no puedo contestar.
Al parecer la lesión que se ve en el hígado es un hematoma, que nadie sabe porqué capta yodo.  Eso seguirá siendo un misterio.  Probablemente ha sido producto de un golpe, y el hecho de que yo tomo anticoagulantes hace más de dos años, podría ser un factor para que se haya mantenido ahí.  También aparecen dos hemangiomas pequeños, pero no son los responsables de este fulgor en las imágenes.
Lo importante es que no se identifica ninguna metástasis, tumor, quiste ni nada que podamos asociar a un cancer.
Aunque a mí me gusten los casos totalmente aclarados, tendré que en esta oportunidad, hacer caso a todos los médicos y futuros médicos que me han dicho que me olvide del asunto; ya en unos meses más, haremos un seguimiento para comparar, y ahora seguir adelante y enfocarme en mi recuperación.
Espero, con el paso de las semanas ojalá, ir recuperando el gusto, para poder disfrutar más de las comidas y no sentir que literalmente, uno come cosas de enfermo, sin gusto a nada.  En todo caso, hay adelantos, algunas cosas ya no las siento tan insípidas, varia de día a día, pero algunas cosas definitivamente se perciben mejor.

El Eutirox lentamente va haciendo su efecto, en general me he sentido mucho mejor.  Igual, esto es de altos y bajos, a veces mejor, a veces no tan bien, pero tengo una gran confianza de que las cosas van avanzando y me voy sintiendo mejor cada día.

Ha partido este Viernes, la Ignacia a su internado en Children's Boston Hospital en Harvard.  Estará un mes y medio, y seguro la echaré muchísimo de menos, pero estoy feliz por ella, por que es una oportunidad estupenda, donde espera tener experiencias que contribuyan mucho en su desarrollo profesional y personal.  Voy a tratar de no contar mucho los días que faltan para que vuelva.

Por ahora no tendré mucho más que registrar, ya que habrá poco que comentar desde el punto de vista médico, gracias a Dios.  Espero estar cerrando un capítulo grande en mi vida, y empezando otro de salud y tranquilidad en la vida de mi familia y en la mía personal.




martes, 10 de mayo de 2011

Cuesta a veces entender la complejidad del cuerpo humano



Nadie dijo que todo este proceso sería fácil.  Cuando uno cree que ya las cosas se van simplificando, a veces surgen nuevas variables que le agregan complicación a la situación y nos damos cuenta que para llegar desde A hasta B, a veces no hay una linea recta y simple, sino a veces curvas, retrocesos, giros, desvíos y terminamos bien mareados y no totalmente seguros si había que llegar a B sino tal vez había una b minúscula o a lo mejor una C.

Mi fin de semana de Día de la Madre pasó tranquilo pero con la incertidumbre de la que no sabe todas las respuestas y tiene que esperar para ver finalmente que nos deparará el destino.  Afortunadamente yo tengo una familia maravillosa que me apoya, acompaña, apaña y está conmigo en las buenas y en las malas, que es cuando realmente valoramos el rol fundamental que juegan todos y cada uno de ellos en esta aventura que se llama vida.  Gracias a cada uno de ellos, desde el fondo de mi corazón!




Con la idea del vacío que me dejó el equipo de la Clínica Alemana, sin ningún diagnóstico claro en la interpretación de los exámenes que me hicieron, la Ignacia partió a conversar con los médicos de la Universidad Católica, ayer temprano.

Resultó que efectivamente tenía yo un caso bastante inusual, ya que no encontraron explicación para las imágenes que mostraban los scans.  Efectivamente se produce una concentración de yodo importante en el hígado que muestra un fulgor muy intenso que no es posible entender, por su ubicación.  Hay oportunidades que se encuentran algunos residuos de yodo en distintos órganos, ya sea porque están en proceso o tránsito antes de su eliminación final, como es natural encontrar en el lecho donde estuvo una vez ubicada la glándula tiroides, antes de su extirpación.  Pero no es habitual encontrar presencia en el hígado.  La Ignacia contó con la generosa opinión e interés de los doctores Juan Carlos Quintana, jefe de la Unidad de Medicina Nuclear de la Clínica UC San Carlos Apoquindo y además del Dr. Huete para mirar todos los exámenes y dar sus puntos de vista y opinión experta sobre las imágenes, llegando a la conclusión ambos que se necesitaba más información para llegar a alguna conclusión, recomendando mucho una resonancia hepática magnética.

En la tarde de ayer, Lunes 9 de mayo, tuve hora con la Dra. Campusano, endocrinóloga;  que aparte de hacerme una evaluación integral sobre mi evolución luego de la terapia de yodo, se enfocó en este problema inconcluso.  También fue de la opinión de hacer una resonancia de la zona abdominal para tratar de llegar a tener más respuestas, y seguir analizando con más elementos, mientras tanto todo eran conjeturas.  También discutimos la dosis de Eutirox que todavía necesita más tiempo para ser ajustada; alrededor de un mes más, y algunas de mis molestias, principalmente el problema del daño ojalá temporal de las glándulas salivales, que se traduce en que el gusto está escondido, me explica ella que es por causa de la baja producción de saliva o resequedad, que hace que los alimentos (particularmente los secos) sean muy difíciles de percibir.  Esperemos que poco a poco vaya mejorando.

Esta mañana me hicieron, en dos sesiones, la resonancia abdominal;  alrededor de las 9:00 am, en la Clínica San Carlos.
La resonancia magnética no es un exámen complicado, pero tiene mucho de mito:  que la claustrofobia, que los sonidos extraños, que los medios de contraste.  En mi opinión personal, no tiene ninguna de esas dificultades que a veces uno escucha comentar.  Para cualquier examen no rutinario, es necesaria la cooperación del paciente, para lograr un resultado más eficiente y convertirse en una importante y necesaria  fuente de diagnóstico.
Demoró aproximadamente media hora en la máquina, y se usaron dos medios de contraste diferentes, inyectados en diferentes momentos: uno hacia el principio, y otro hacia el final del examen.




Una vez terminado, me fui a mi casa, pero a los minutos de llegada, recibí una llamada de la Clínica, para volver a tomarme otra secuencia de cortes tardíos, pasada media hora después de los primeros cortes, así que tuve que volver para completarlo.

Hacia después del mediodía, me llamó finalmente la Ignacia para contarme que se había reunido nuevamente con los médicos de Medicina Nuclear para mirar los resultados de la resonancia, y de acuerdo a lo que conversaron, preliminarmente dijeron que definitivamente no se trataba de un tumor o alguna metástasis, que era lo más temido, gracias a Dios.




Ahora, todavía no saben en realidad qué puede ser, es algo así como un saco de líquido (¿sangre?) en la periferia del hígado, que no entienden porqué capta yodo, lo que no aclara porqué produce tanto resplandor en la fotografía gamma, pero no tiene característica de tumor o quiste...  También hay dos hemangiomas pequeños, que no son la fuente del brillo ni la captación de yodo.

Dicho esto, me encuentro mucho más tranquila y relajada, viendo el futuro con mucha confianza y menos incertidumbre y agradecida como siempre de Dios y la Virgen.  (Rezar el rosario mientras a uno le hacen esos tediosos exámenes es el tiempo mejor invertido, y los dividendos siempre son positivos !!)

Todavía no está dada la opinión de mi endocrinóloga quién tendrá la palabra final, pero me inclino a pensar que no será mucho más de lo que ya sabemos; tal vez hará un seguimiento en un tiempo más para ver como evoluciona mi formación extraña y original, pero por ahora me siento agradecida de Jesús por darme un descanso con este peso que había que llevar sobre los hombros; es un alivio sacárselo de encima aunque sea por un tiempo.  Si es la voluntad de Él dejar la carga de lado definitivamente, bienvenida sea; si hay que retomarla más adelante y seguir cargando, también siempre estaré dispuesta y obediente a seguir adelante; después de todo, no hay que olvidar nunca que somos simples y humildes peones en este inmenso tablero de ajedrez sideral que dirige y define el Maestro de los Cielos.





jueves, 5 de mayo de 2011

Algunas preguntas más

Hoy fue el día de la ecografía para "el informe" de simple foto gamma inicial de los isótopos de yodo.
Llegué en ayunas, como me pidieron (no sabía porqué, pero aprendí hoy que si el paciente no está en ayunas, en una ecografía abdominal, se vé puro meteorismo, y en el fondo no se vé nada...) puntual a las 10:00 am.  Me esperaba la Dra. Pruzzo (y no Quiroz como yo había pensado el día de ayer), que se presentó y rapidamente quería que fuéramos a hacer la ecografía.  Nos tomamos un momento antes, para hablarle, y pedirle que nos explicara un poco más lo qué estaba buscando, osea que hubiera un poquito de comunicación primero, porque obviamente uno necesitaba información porque era un paciente preocupado que necesitaba un feedback y no solamente ser llevado de acá para allá sin una explicación.  Ahí retomó y se disculpó porque en realidad había faltado más claridad, no había hablado antes personalmente conmigo porque el día anterior, cuando había querido conversar conmigo, yo ya me había ido y se había quedado sin hacerlo.  La cosa, es que quedó claro, y la Ignacia que estaba conmigo también le hizo preguntas más técnicas de qué andaba buscando porque ella había estado estudiando las posibilidades la noche anterior y tenía algunas sugerencias.  Ahí apareció otro médico, el Dr. Chong, y nos reiteraron que había esta sombra que captaba bastante yodo en el hígado y no tenían en realidad idea de lo que podía ser por lo que pensaban que una ecografía daría más idea si era una masa, un quiste, en realidad no sabían dijeron claramente.  Afortunadamente la idea de una metástasis era la más loca, porque la probabilidad era muy remota, porque tampoco se asociaba con mi tipo de cáncer, entendiendo que no habían habido ganglios comprometidos y por la etapa tan inicial en que estaba.

Fuimos a buscar un ecógrafo a otro piso, y pudimos entrar en seguida.  Ingresamos a la salita, el Dr. Chong, la Dra. Pruzzo, la Dra. Eugenin* y yo, para empezar el examen.
La Ignacia sugirió por miradas que había dado a exámenes míos con imágenes abdominales antiguos en mi historia médica, que habían algunos informes del año 2007 que mencionaban un hemangioma (una lesión benigna de los vasos sanguíneos) en el hígado que ella pensaba podía captar yodo y tal vez ser una posibilidad que diera la imágen que se había presentado en las fotos gammas, lo que el Dr. Chong dijo que le parecía bastante razonable.  Ellos dijeron que querían descartar un quiste, osea una masa, aunque era muy difícil que cualquier masa en esa  zona captara yodo si no era de células tiroideas, osea un verdadero misterio por su ubicación.
Después de mucho observar, no pudieron realmente ver nada que sugiriera nada, por lo que el examen terminó sin ningún hallazgo.

De ahí volvimos a Medicina Nuclear y discutieron con nosotros basicamente lo mismo que estoy explicando, y que desgraciadamente no tenían una respuesta para despejar la incógnita de el porqué captaba tanto yodo una zona donde normalmente no tendrían que haber células de tiroides, así que en el fondo dejaron la respuesta inconclusa a mi modo de ver, y sugieren (ni siquiera recomiendan), un estudio con una resonancia magnética, si los especialistas en tiroides u oncología, me lo recomiendan.


En resumen, terminamos con más preguntas que respuestas, como muchas veces en la vida suele sucedernos, pero salí con la misma buena disposición y ánimo con que entré, porque los tragos hay que ir tomándoselos de uno a la vez y de sorbitos, para no ahogarse y poder disfrutar de los sabores.
Sale bastante irónica mi metáfora, dado que mi gusto está tan metálico por estos días ...

Por ahora, consultaremos nuevamente con los especialistas de tiroides, con mi endocrinóloga el próximo Lunes y la Ignacia le mostrará las imágenes nuevas a los especialistas en la Universidad Católica mientras tanto, y discutirán distintos planes de acción.

Lo que es yo, me gustaría aprovechar la agradable temperatura para pasear un rato, pero desgraciadamente un incendio en los cerros detrás de San Carlos de Apoquindo, que ya lleva algunos días, hace el ambiente poco respirable y un poco contaminado para disfrutar al aire libre.



* todavía no tiene título para decirle doctora y se enoja conmigo, cada vez que lo hago :)

miércoles, 4 de mayo de 2011

A veces nos cuesta obtener un resultado simple


Ya ha pasado una semana desde que tuve mi terapia de yodo, y ayer fue la fecha para ir a hacerme un seguimiento o control, por medio de una exploración sistémica, que venía siendo algo así como una foto de rayos gamma más sofisticada de mi cuerpo completo.

Esta hora quedó pedida desde que me dieron de alta de la yodoterapia así que sólo tuve que llegar a Medicina Nuclear en la clínica Alemana a las 10:30 de la mañana. 

La máquina era algo así como una de scanner, pero que toma imágenes de rayos gamma planas o en una sola dimensión.



El exámen consistió en estar quieta sobre una camilla durante una media hora aproximadamente, en un espacio reducido, donde eran tomadas estas imágenes.   Me pidieron luego esperar para darme el informe y con eso ya poder la próxima semana llevarlo donde mi endocrinóloga para hacer el seguimiento que correspondía.

Una vez esperado un rato, quisieron tomarme otras imágenes adicionales, pero ahí ya estaba presente un médico.   Una vez tomadas las nuevas imágenes, la doctora conversó conmigo y me dijo que veían una sombra en las imágenes a la altura del hígado o tal vez en el colón, por lo que me dijo que era mejor que dejáramos pasar un día, tomara algún laxante y me repitiera el examen para descartar la parte digestiva.

Hoy llegué temprano a repetir el mismo examen, y me tomaron la primera foto para ver si había habido movimiento intestinal y salir de la duda. Al poco rato me dijeron que no era la parte digestiva así que pasaríamos en vez, a otra máquina diferente para hacerme ahora un SPECT scan, que es un tipo de máquina de imágenes nuclear, similar a la anterior que usa una substancia radioactiva y una cámara para generar imágenes en 3-D de mis órganos y generar imágenes más detalladas.     También duró un tiempo largo en un espacio reducido (parecido a cuando uno se hace una resonancia magnética).  

Una vez terminada, a diferencia de ayer, que me habían dicho que si esperaba un rato me darían el resultado o informe, esta vez me dijeron que no, que tenían que verlo otros médicos para informar y que me entregarían el resultado mañana.




Volví a mi casa con la idea de esperar no más hasta poder retirar el resultado.
Después de una media hora en mi casa, recibí una llamada telefónica de Andrea, la tecnóloga que me había hecho el examen esta mañana, para decirme que "los doctores" (que no sé quienes serán), habían conversado y visto la necesidad de que me llamara y me pidiera volver a la clínica mañana en ayunas para hacer un nuevo examen: esta vez sería una ecografía. Ellos mismos me acompañarían y realizarían para poder elaborar un informe más "completo".  A esta altura, ya le pregunté a la tecnóloga, por qué tanta duda, obviamente no era algo rutinario y necesitaba saber algo más para no seguir preocupándome de algo que no tenía idea, o no sabía si era necesario preocuparme.  Ella me dijo que efectivamente, como me había dicho ayer la Dra. Quiroz (supe que se llamaba la radióloga de ayer), veían una sombra en el hígado y que necesitaban tener más información para poder elaborar un informe más preciso.  

Así que ahí estaré, prefiero no cuestionarme, y preocuparme solamente si hay algo de qué preocuparse, pero no antes.   Tenía esperanzas de salir de cualquier duda hoy día o mañana, pero así como van las cosas, no estoy tan segura.




Una nueva observación que he hecho, es que mi sentido del gusto ha desaparecido.   Ya ha había notado que estaba disminuido después de la radioterapia, pero a medida que pasan las horas y desde ayer definitivamente no siento gustos ni sabores distintos.  Antes no me había dado cuenta totalmente, porque el olfato me ayudaba; no me sentía tan sensible a los sabores pero el olfato junto con las texturas de los alimentos me "decían" que estaba comiendo.  Anoche hice unas pruebas a ciegas y con la nariz apretada, y ahí noté que no podía diferenciar dos pedazos de tomate: uno sin aliñar y otro bañado en salsa de soya, y no pude identificarlo.


Hoy la situación es peor; la sensación que tengo es la de cuando nos quemamos alguna parte de la lengua y se suma a que cualquier cosa que como, tiene sabor metálico.  Creo que era uno de los efectos secundarios de esta terapia; la alteración en las glándulas salivales y la pérdida temporal del gusto y olfato.  Espero que sea temporal... 

Veremos como anda la cosa mañana y seguiremos ejercitando la paciencia mientras tanto...

domingo, 1 de mayo de 2011

Después de la radioterapia

Después de los planes para la semana recién pasada, que en mi mente parecían más sencillos, he superado la etapa de la yodoterapia radiactiva, también conocida como I-131.

Mi endocrinóloga me dijo que no había ninguna diferencia de dónde hacérmela, ya que el proceso es el mismo;  el remedio el mismo que se distribuye desde la misma parte a las distintas clínicas que ofrecen el tratamiento, por lo que al final era cosa personal, así que elegí la Clínica Alemana (pero podría haber sido cualquiera).  Me ví unos días antes con el radiólogo de medicina nuclear, Dr. Horacio Amaral, recomendado por la Dra. Campusano, que me explicó en detalle el proceso; fijamos la fecha, el horario y el Martes 26 de abril, me presenté a las 10:00 hrs.

¿En qué consiste esta terapia?
Partamos por el yodo radioactivo I-131, que es un isótopo de yodo que emite radiación y se usa para propósitos médicos.


Cuando una pequeña dosis de I-131 es tragada y absorbida por el torrente sanguíneo hacia el tracto gastrointestinal,  es entonces concentrada desde la sangre por la glándula tiroides, donde comienza a destruir las células remanentes de la tiroides, en mi caso.
No se usa ningún equipo durante esta terapia, solamente se traga una dosis ya preparada, en forma de cápsula simple, calculada en base al tipo de cáncer diagnosticado, a la existencia o no de metástasis y otros factores.
Ese día estuve en ayunas dos horas antes de recibir la dosis y seguí así hasta dos horas después de haberla recibido; entiendo también que si hubiera estado tomando remedios anti tiroides, habría tenido que suspenderlos tres días antes.

El día antes, me hice exámenes de sangre para medir nis niveles hormonales y asegurarnos de que estaba en un nivel óptimo para recibir el tratamiento.  La TSH, que normalmente debería tener un valor de aproximadamente 5.0 mIU/L, debía estar en un nivel de 30 mIU/L por lo menos.  Mis malestares, en aumento cada día me estaban anunciando que estaba en un nivel ideal (aproximadamente a un mes de haber tenido la tiroidectomía), y para mi tranquilidad o para confirmar porqué estuve sintiendo tantos malestares, me confirman un valor de sobre 85 mIU/L, que justifican realmente mis calambres constantes, mi energía nula, traducida hasta en hacer un esfuerzo excesivo para masticar una ensalada de apio o simplemente para hablar.

Lo que no había planificado, es que durante este proceso, que sumó nuevos malestares a los que ya venía coleccionando, es que mis malestares seguirían in crescendo por la falta de hormona, todavía durante y post-terapia, hasta poder empezar a regular con un tratamiento de hormona tiroidea sintética como la levotiroxina (Eutirox), que no podría empezar hasta recién ayer en la mañana, mi soñada y ansiada primera dosis.

El proceso es muy gradual y puedo demorar días o semanas en ajustar mi dosis personal de Eutirox, pero es un alivio inmenso empezar, lo que yo llamo la ascensión desde el fondo del pozo, donde pronto espero alcanzar la superficie, mi cumbre personal.


Lejos, esta etapa ha sido la más difícil de soportar de todo el proceso vivido hasta ahora.
Es complicado recibir el diagnóstico del cáncer, enfrentarse a lo desconocido de la cirugía para remover la tiroides, pero estos días han sido los más duros de todos.
Reconozco estar mucho más desordenada en mi relato, pero se puede tomar como un retomar ideas sin orden lógico y/o un efecto secundario más del hipotiroidismo, así que tolerancia por favor.

Volviendo al efecto de la dosis recibida, se trata de que esta será capaz de destruir la glándula tiroides, y cualquier otra célula tiroidea (incluyendo las cancerosas, felizmente para los pacientes que caemos en esta categoría) que absorben yodo, con muy poco efecto en el resto del cuerpo.  El principal objetivo de este tratamiento, es de destruir (hablamos de ablación), cualquier resto de tejido tiroideo que haya quedado después de la cirugía o para tratar el cáncer que se haya extendido a otras partes del cuerpo o a ganglios linfáticos, que afortunadamente no es mi caso.

A continuación espero que pasen lentamente mis larguísimos dos días en una pieza forrada de papel plástico (para hacer más fácil la labor de limpieza una vez que yo ya no esté ahí), donde principalmente miraré pasar los minutos y horas en un reloj que hay en la pared frente a mi cama de hospital, todo para no exponer a los demás de la radiación que tolerará mi cuerpo durante este proceso.

Los efectos secundarios posibles son náuseas, trastornos estomacales, tensión en el cuello, inflamación de las glándulas salivales, cambios en el gusto y sensación de sequedad en la boca.  Podemos chequear todas las anteriores en mi caso, con excepción de los trastornos estomacales, para anotarme otro pequeño-gran triunfo personal.  Si le sumamos el cocktail del desgano total, sueño poderoso, finalmente concluí que me sentí la mayor parte del tiempo como un ejemplar de laboratorio encerrado en una jaulita, con el stress propio de la situación.

Para eliminación eficiente del exceso de radiación del organismo, se recomienda alto consumo de agua, porque obviamente queremos eliminar las células tiroideas, no que se deposite un exceso de radiación en la vejiga, por lo que los viajes al baño ocupan parte importante de la agenda diaria, con su respectivo ritual especial para protegernos de todos los tóxicos, como lavado de manos de maníaco y tirado de cadena de tres veces luego de cada visita al baño.  Al respecto puedo comentar que el olor del jabón líquido me produce en este momento una repugnancia difícil de ser superada en mi ranking privado de olores ofensivos.

Como anécdota contaré que conocí por primera vez una nueva acepción del verbo "foliar", que viene de la elegante raiz gramatical asociada al alusa-plast, o recubrimiento en folios plásticos transparentes.  Al llegar a mi pieza, mi enfermera me ofreció "foliar" las cosas de uso personal que usaría más, como el teclado de mi MacBook o mi teléfono celular.  Me acuerdo que me dijo, "páseme su computador antes de que la aislemos para foliárselo", para mi total asombro e ignorancia.  Todos los días se aprende algo nuevo.

Uno de los "highlights"durante mi encierro, fue la visita de mis queridas amigas de oración,  que me tiraron una cartita misteriosa por debajo de la puerta, para ofrecerme su apoyo y oración en mis tiempos de turbulencia;  como no mencionar ese gesto tan conmovedor, además de que sé que se juntaron a rezar especialmente por mí, llevaré ese recuerdo siempre en mi corazón, amigas queridas...


También tengo que mencionar que mi dieta sigue siendo la misma, baja en yodo durante mi aislamiento, nada con sal, ni lácteos, pescados, mariscos ni huevos; todo acompañado cada vez que mi carcelera me deja la bandeja en un mesón alejado de donde yo me encuentro, de abundantes botellas de agua y unos vasitos de jugo de limón natural, para estimular mis glándulas salivales y prevenir que se me inflamen y tengan daño permanente (otro efecto de la yodoterapia).  Para examinar ese efecto habrá que esperar, es raro pero pasa en algunos casos, hasta tres meses luego de terminada la terapia.

Terminados unos de los días más largos que recuerdo en mucho tiempo, es hora de irme y felizmente mis niveles de radiación son aceptables para irme a mi casa.  El Dr. dice que 2.5 es recomendable pero hasta una lectura de 7 es aceptable, y la maquinita que lee los niveles me lee 2, otro de mis pequeños-grandes triunfos.

En mi casa tendré que seguir con algunas precauciones parecidas a las tomadas en mi aislamiento y mantenerme alejada de mujeres embarazadas y niños chicos, tomar distancia temporal de mi familia, no compartir mi dormitorio ni mi baño, comer en platos desechables por unos días y lavar mi ropa de manera separada por la contaminación, pero la felicidad de dejar la clínica es enorme, aunque sea para llegar sólo a dormir el día completo.  También puedo retomar mi dieta normal, a pesar de que no tengo apetito y percibo que mi sentido del gusto está temporalmente muy debilitado.

Ya irán subiendo lentamente los niveles de hormona sintética cuando comience a tomar el Eutirox con regularidad.














jueves, 21 de abril de 2011

Durante el hipotiroidismo



Mi recuperación ha seguido muy bien, la cicatriz que me quedó producto de la tiroidectomía en la base del cuello es muy chica y cada día se atenúa más, gracias a consejos de la Dra. Campusano; masajes y reforzamiento con varias capas de cinta micropore, que cambio día por medio.

Luego de que el resultado de la biopsia confirmara un carcinoma papilar de variedad folicular, bien delimitado dentro del tejido tiroideo pero no encapsulado;  me encuentro en el proceso de espera de poder recibir el tratamiento de yodo radiactivo, que eliminará las células cancerosas que puedan quedar después de haber extirpado la glándula tiroides.

Me explica la Dra. Campusano, que la razón principal de que este tipo de cáncer tenga tan buen pronóstico, es porque el yodo radiactivo tiene la capacidad de buscar y detectar las células tiroideas remanentes, destruirlas y no provocar ningún otro daño a los tejidos del cuerpo.

Al encontrarme ya sin tiroides, en forma natural se va produciendo en mi cuerpo un hipotiroidismo al haber alta circulación de hormona estimulante de la tiroides (TSH), que estimulará a las células cancerosas que queden, a estar ávidas de yodo que circula en la sangre, y así estar muy bien preparadas a recibir la terapia yodo radiactiva que las destruirá.

Además desde hace un par de semanas estoy consumiendo una dieta muy baja en yodo (ojalá el mínimo posible), habiendo suprimido sal yodada, lácteos y derivados, pescados y mariscos, y colorantes de color rojo (todo lo recomendado por el médico nuclear), en forma estricta.  Todo esto es a veces muy frustrante, pero estoy segura de que hará que el tratamiento sea muy efectivo.

También estoy sintiendo algunos efectos del hipotiroidismo, como cansancio y dolores musculares sin razón aparente.
Mi ánimo se encuentra normal pero mi cuerpo no responde en forma proporcional, así que a veces es muy confuso y difícil de explicar y entender.
Nada parece estar mal en mí, sin embargo no me siento bien.
Afortunadamente, estos síntomas sólo son temporales y luego de completar el tratamiento radiactivo y corregir los niveles de mis hormonas, todo volverá a la normalidad y me sentiré bien.

La próxima semana está planificado mi tratamiento y ahí iré describiendo mis nuevas experiencias.

Por ahora a practicar la paciencia...


domingo, 17 de abril de 2011

Desde el principio

Voy a tratar de dar inicio a este blog, que no es fácil.

¿Porqué lo escribo?  Para ayudarme con la memoria, para compartir mis experiencias, para desahogar mis sentimientos, para ordenar mis ideas; en fin, hay siempre muchas y ninguna razón.
Principalmente, porque estoy en un período donde no hay muchas referencias; siempre muchas generales, pero nunca una más específica.  A lo mejor, hasta le puede servir después a alguien que tenga que pasar por lo mismo y sus preguntas (que son tantas) que todavía no han tenido respuestas.
Los médicos siempre están apurados, son gentiles cuando contestan las preguntas, pero respuestas generan más preguntas y así una reacción en cadena y conmigo necesitarían mucho tiempo, porque siempre tengo interés en saber un poco más.
No faltan los que me preguntan, ¿para qué quieres saber tanto? Para mi la respuesta es simple; mientras más información tenga, tengo más posibilidades de saber qué me espera y eso me da tranquilidad.  Lo desconocido por lo general me crea incertidumbre y me siento más segura cuando tengo cubiertas todas las áreas que me preocupan.  Aclarando esto, comienzo.

Mi nombre es Claudia, tengo 48 años, soy mamá de cinco, esposa y vivo en Santiago de Chile.
Parte esta aventura este verano recién pasado durante las vacaciones de verano en la playa; en enero de 2011 en Cachagua.
Un día noto que tengo algo así como una vena hinchada en mi cuello y me inquieto.  Me saco una foto con mi iPhone y se la mando a Santiago a mi hija Ignacia (que está en 7mo año de Medicina en la Universidad Católica) para ver si le parece raro.  Me dice que cuando llegue a la playa (porque estamos de vacaciones), durante el fin de semana se fijará.
Llega ese fin de semana junto a su pololo, Pablo y le pido me mire el cuello.  Ellos se ríen porque no hay nada de raro en mi preocupación, pero sí me ofrece revisar mi cuello bien porque nunca nadie me ha palpado el cuello y la tiroides.  Me revisa y luego le dice a la Ignacia que haga lo mismo.  Comparten opiniones y ella me dice, "Mamá, yo palpo un nódulo de más o menos 1 cm., esto es importante que te lo estudies cuando vuelvas a Santiago."  Yo nunca he tenido problemas con mi tiroides pero hago una nota mental para revisarlo.

Apenas llego a Santiago, ella me manda a hacer una ecotomografía de tiroides para revisar bien el área.
Efectivamente aparece un nódulo exacto del tamaño que ellos me han dicho, y ella considera que para ahorrar tiempo (los médicos o futuros médicos siempre quieren ahorrar tiempo), podemos contactar a un doctor conocido nuestro, Mauricio Camus, oncólogo UC que se especializa en cuello y mamas.  El me ve rápidamente y me recomienda hacerme una biopsia del nódulo porque aunque no es grande, es de un tamaño que merece ser chequeado.

Tenemos que esperar a los primeros días de Marzo, porque todos salen de vacaciones, personal de laboratorio y la especialista recomendada que realizará la punción.  Durante las ecografías, se puede ver que el nódulo no tiene sólo apariencia de ser coloide (tipo común o benigno), así que con mayor razón hay que seguir estudiando.

Una vez realizada la punción, con mucha precisión y delicadeza, por la Dra. Claudia Campusano, endocrinóloga UC, también me comenta la posibilidad de que no sea un nódulo coloide por distintas características que se pueden detectar durante el exámen clínico, ecografía y la punción.

Una semana después ya tenemos el resultado que confirma las sospechas.  Yo, que pensaba estar preparada, igual recibo un golpe fuerte cuando me comunican el resultado.  Hay presencia de células de carcinoma papilar que habrá que confirmar con una tiroidectomía total.  Son días muy difíciles para mí, porque la palabra cáncer siempre es difícil de pronunciar, sobre todo cuando se trata de una misma. Siempre sabemos que el cáncer nos ronda a todos;  son tantos los casos de familiares, amigos y conocidos que lo sufren o lo han padecido que creemos que estamos acostumbrados al término, pero pega muy fuerte cuando somos nosotros o nuestra familia cercana.

Se programa mi cirugía para el día 28 de marzo, en la Clínica San Carlos de Apoquindo.  El cirujano será el doctor Mauricio Camus y lo asistirán el doctor Ignacio Goñi y el doctor Nicolás Droppelmann, tres médicos de primer nivel, me siento tremendamente afortunada y tranquila.

Todo resulta muy bien y la recuperación va de acuerdo a lo planeado sin complicaciones, con algunos problemas de ronquera, que son normales después de la manipulación en el área tiroidea.  Mis glándulas paratiroideas quedan intactas, demostrándose porque mis niveles de calcio permanecen normales, complicación más frecuente durante este procedimiento.

Ahora solo queda prepararse para el tratamiento o terapia, luego del resultado de la biopsia (luego de la extracción de la glándula tiroides), de la cuál explicaré más en mi próxima entrada.