martes, 10 de mayo de 2011

Cuesta a veces entender la complejidad del cuerpo humano



Nadie dijo que todo este proceso sería fácil.  Cuando uno cree que ya las cosas se van simplificando, a veces surgen nuevas variables que le agregan complicación a la situación y nos damos cuenta que para llegar desde A hasta B, a veces no hay una linea recta y simple, sino a veces curvas, retrocesos, giros, desvíos y terminamos bien mareados y no totalmente seguros si había que llegar a B sino tal vez había una b minúscula o a lo mejor una C.

Mi fin de semana de Día de la Madre pasó tranquilo pero con la incertidumbre de la que no sabe todas las respuestas y tiene que esperar para ver finalmente que nos deparará el destino.  Afortunadamente yo tengo una familia maravillosa que me apoya, acompaña, apaña y está conmigo en las buenas y en las malas, que es cuando realmente valoramos el rol fundamental que juegan todos y cada uno de ellos en esta aventura que se llama vida.  Gracias a cada uno de ellos, desde el fondo de mi corazón!




Con la idea del vacío que me dejó el equipo de la Clínica Alemana, sin ningún diagnóstico claro en la interpretación de los exámenes que me hicieron, la Ignacia partió a conversar con los médicos de la Universidad Católica, ayer temprano.

Resultó que efectivamente tenía yo un caso bastante inusual, ya que no encontraron explicación para las imágenes que mostraban los scans.  Efectivamente se produce una concentración de yodo importante en el hígado que muestra un fulgor muy intenso que no es posible entender, por su ubicación.  Hay oportunidades que se encuentran algunos residuos de yodo en distintos órganos, ya sea porque están en proceso o tránsito antes de su eliminación final, como es natural encontrar en el lecho donde estuvo una vez ubicada la glándula tiroides, antes de su extirpación.  Pero no es habitual encontrar presencia en el hígado.  La Ignacia contó con la generosa opinión e interés de los doctores Juan Carlos Quintana, jefe de la Unidad de Medicina Nuclear de la Clínica UC San Carlos Apoquindo y además del Dr. Huete para mirar todos los exámenes y dar sus puntos de vista y opinión experta sobre las imágenes, llegando a la conclusión ambos que se necesitaba más información para llegar a alguna conclusión, recomendando mucho una resonancia hepática magnética.

En la tarde de ayer, Lunes 9 de mayo, tuve hora con la Dra. Campusano, endocrinóloga;  que aparte de hacerme una evaluación integral sobre mi evolución luego de la terapia de yodo, se enfocó en este problema inconcluso.  También fue de la opinión de hacer una resonancia de la zona abdominal para tratar de llegar a tener más respuestas, y seguir analizando con más elementos, mientras tanto todo eran conjeturas.  También discutimos la dosis de Eutirox que todavía necesita más tiempo para ser ajustada; alrededor de un mes más, y algunas de mis molestias, principalmente el problema del daño ojalá temporal de las glándulas salivales, que se traduce en que el gusto está escondido, me explica ella que es por causa de la baja producción de saliva o resequedad, que hace que los alimentos (particularmente los secos) sean muy difíciles de percibir.  Esperemos que poco a poco vaya mejorando.

Esta mañana me hicieron, en dos sesiones, la resonancia abdominal;  alrededor de las 9:00 am, en la Clínica San Carlos.
La resonancia magnética no es un exámen complicado, pero tiene mucho de mito:  que la claustrofobia, que los sonidos extraños, que los medios de contraste.  En mi opinión personal, no tiene ninguna de esas dificultades que a veces uno escucha comentar.  Para cualquier examen no rutinario, es necesaria la cooperación del paciente, para lograr un resultado más eficiente y convertirse en una importante y necesaria  fuente de diagnóstico.
Demoró aproximadamente media hora en la máquina, y se usaron dos medios de contraste diferentes, inyectados en diferentes momentos: uno hacia el principio, y otro hacia el final del examen.




Una vez terminado, me fui a mi casa, pero a los minutos de llegada, recibí una llamada de la Clínica, para volver a tomarme otra secuencia de cortes tardíos, pasada media hora después de los primeros cortes, así que tuve que volver para completarlo.

Hacia después del mediodía, me llamó finalmente la Ignacia para contarme que se había reunido nuevamente con los médicos de Medicina Nuclear para mirar los resultados de la resonancia, y de acuerdo a lo que conversaron, preliminarmente dijeron que definitivamente no se trataba de un tumor o alguna metástasis, que era lo más temido, gracias a Dios.




Ahora, todavía no saben en realidad qué puede ser, es algo así como un saco de líquido (¿sangre?) en la periferia del hígado, que no entienden porqué capta yodo, lo que no aclara porqué produce tanto resplandor en la fotografía gamma, pero no tiene característica de tumor o quiste...  También hay dos hemangiomas pequeños, que no son la fuente del brillo ni la captación de yodo.

Dicho esto, me encuentro mucho más tranquila y relajada, viendo el futuro con mucha confianza y menos incertidumbre y agradecida como siempre de Dios y la Virgen.  (Rezar el rosario mientras a uno le hacen esos tediosos exámenes es el tiempo mejor invertido, y los dividendos siempre son positivos !!)

Todavía no está dada la opinión de mi endocrinóloga quién tendrá la palabra final, pero me inclino a pensar que no será mucho más de lo que ya sabemos; tal vez hará un seguimiento en un tiempo más para ver como evoluciona mi formación extraña y original, pero por ahora me siento agradecida de Jesús por darme un descanso con este peso que había que llevar sobre los hombros; es un alivio sacárselo de encima aunque sea por un tiempo.  Si es la voluntad de Él dejar la carga de lado definitivamente, bienvenida sea; si hay que retomarla más adelante y seguir cargando, también siempre estaré dispuesta y obediente a seguir adelante; después de todo, no hay que olvidar nunca que somos simples y humildes peones en este inmenso tablero de ajedrez sideral que dirige y define el Maestro de los Cielos.





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